Marco la presionaba.Solía aparecer por el piso de Francesca cualquier día,a cualquier hora,de improviso sin siquiera anunciarse por teléfono previamente,o al menos tocar el portero eléctrico. Además arisco y antipático en sus modales .Invadía su privacidad.Como si todo le perteneciera,o continuara con su domicilio allí.
Alguien diría que se sentía amo y señor de todo lo que había y existía y no se resignaba a perder su lugar.
Parecía vigilarla.
Una vez en el departamento intentaba una y otra vez convencer a Francesca con la venta y el desprendimiento de los que eran los bienes del matrimonio y que juntos habían adquirido.
Una preocupación para la abogada Gabriela,era que, debido a su debilidad,y el estado de confusión Marco se hubiera aprovechado de eso. Gaby siempre le preguntaba si Marco le había hecho firmar algún documento,algún poder,algo que pudiera servirle más adelante en caso de llegar a un juicio contradictorio.
-Quedate muy tranquila ,Gabriela...nunca firmé nada...le aseguraba Francesca.
Para ese entonces Marco se había llevado las escrituras,los títulos de los autos, y otros documentos de valor que tenían en común,sin decir nada y como si todo fuera solamente de su propiedad.
Francesca sintió que otra columna que sostenía su vida también había sido derribada .La confianza había desaparecido por completo.
A Francesca nunca se le hubiese pasado por la cabeza hacer algo así. Jamás ,se había permitido tocarle su billetera.
Se encontró con una cuenta de años cerrada y teniendo que reclamar lo que le correspondía. Parecía que la habían dejado en patitas a la calle sin ninguna consideración y que detrás de los bienes materiales había otros sentimientos desconocidos.
Francesca se sintió una verdadera tonta e ingenua,y que a nadie le interesaba nada ,salvo el dinero,que ahora tenía otro olor.
De Princesa a Mendiga
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